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ANTES DE LOS ANILLOS




“La idea principal aquel día era desnucar a mi madre.”

Este es uno de los pasajes sacados del diario de Pauline Ivonne Parker que salpican la extraordinaria película “Criaturas celestiales”, de Peter Jackson. Basada en una historia real, la de la relación entre dos chicas adolescentes que, en los años 50, acabaron con la vida de la madre de una de ellas. Si, en aquella época, uno sumaba el nombre de Peter Jackson más la frase que da comienzo al artículo, uno se podía esperar un degenerado slapstick de sangre y vísceras. Si el que hacía esa suma era español, y, por tanto, conocía el título que el simpar traductor que en aquel momento había de turno le había puesto a la película “Braindead” (“Tu madre se ha comido a mi perro”), llegaría a la infalible conclusión de que estábamos ante su segunda parte (¿”Episodio II: La venganza del perro”, por ejemplo?). De la trayectoria del señor Jackson hasta ese momento no se podía esperar otra cosa. “Mal gusto” (no pienso poner el fotograma más famoso de la película, en el que el propio Jackson, que también formaba parte del reparto, se come un cerebro humano a cucharadas cual Arroz con leche Danone) (Hanníbal Lecter nenaza); “Meet the Febles”, una especie de Teleñecos gore (mucho más divertidos que los originales. Y no se andaban con eufemismos. Que lo de Epi y Blas ya huele, hombre de Dios… Gallardón, cásalos ya) ; y la susodicha “Braindead”, un delirio de vísceras y extremidades cercenadas que, en la humilde opinión de un servidor, acabó definitivamente con el género “gore”. No se podía hacer nada más. Esta fue la primera película que vi de Peter Jackson (como anécdota, decir que una de las protagonistas era la española Diana Peñalver), y, qué queréis que os diga… Sonará pedante (y lo es) y resabiado (y tanto), pero allí yo observé ALGO… detrás de un argumento enfermizo y disparatado había una manera de dirigir visceral, acelerada, electrizante, que prometía.

Y vaya si prometía. Resultó que “Criaturas celestiales”, su siguiente película, no tenía nada que ver con las anteriores, excepto el vigor y el talento animal de su director. Basada en documentos de la época y en el propio diario de Pauline, Jackson nos sorprendió con la que es, sin duda, una de las películas de culto de los 90. La historia de la relación enfermiza, operísticamente romántica, desmedida y trágica de dos jovenzuelas infelices que llevan la enfermedad natural de su edad (esa enfermedad llamada adolescencia) hasta límites insospechados. El director neozelandés nos demuestra estar mucho más allá de la potencia visual mostrada en sus gamberradas anteriores, y trata su guión con una sensibilidad y un gusto por el retrato de personajes y situaciones fuera de lo común. Jackson se pone en la piel de las chicas, y desde allí va dándole bellísimos brochazos al mundo alternativo que, poco a poco, se construyen Pauline (Melanie Lynskey) y Juliet (Kate Winslet). Hay que señalar con celeridad que las dos intérpretes, en esta su primera película, están inmensas. La Lynskey, perfecta en su papel de típica niña-rara-del-fondo-de-la-clase, introvertida, asocial, con el pelo siempre delante de la cara para que no la vean. Y qué decir de Kate Winslet, la sofisticada, adorable, extrovertida y un punto repelente Juliet Hulme: sólo puedo decir que me enamoré de ella mientras cantaba (sí, era ella la que cantaba, no como en el “Volver” de Pe…) el “Sono andati” de “La Bohème”. Sin justificarlas, Jackson las comprende, las admira, diría, incluso; por su capacidad de abstraerse del incomprensible e intolerante mundo en el que les toca vivir, que las lleva a inventar universos alternativos, llenos de historias palaciegas de lealtad y muerte (mundos en los que Jackson se recrea, animando gigantescas figuras de barro en inmensos castillos de arena, o creando oníricos paraísos de colosales aves y unicornios) (jardincito monísimo-oyes). La homosexualidad, por otra parte, está tratada en este film con naturalidad, sin acercarse al morbo fácil; aunque hay que señalar que Juliet Hulme ha afirmado no hace mucho que no eran lesbianas. El cineasta definió su película como “una historia de asesinato sobre el amor, una historia de asesinato sin villanos”; rotundamente cierto, puesto que no hay villanos en esta historia. No lo son los padres de Juliet, que la quieren pero no son capaces de transmitir su afecto, quizás influidos por su disfuncional relación; ni tampoco los de Pauline, que también aman a su hija, pero son incapaces, víctimas de la convenciones sociales de la época, de asimilar la naturaleza de la relación entre las jóvenes. El film muestra con asombroso equilibrio y ritmo la progresiva degeneración de las mentes de las adolescentes, el pozo enfermizo de desmesura romántica en la que poco a poco van cayendo hasta perder el sentido del bien y del mal en la decisión definitiva. Y lo hace despojándose de toda moralina, sin juicios de valor, dejando estos al albedrío del espectador.

Dicho todo esto, aprovecho la oportunidad que me da mi socia, y sin embargo amiga, Alicia, para proclamar desgarradamente… ¡EDITEN DE UNA XZXKWKQWSXVDA VEZ EL DVD DE ESTA PELICULA-LECHEYA!

Buf, qué alivio por Dios, lo necesitaba…

2 comentarios:

Manuel Márquez dijo...

Estoy de acuerdo contigo, compa Marc, en que si Peter Jackson demostró talento y personalidad como cineasta, fue en una peli como ésta. Lo de El señor de los anillos lo podía haber hecho tranquilamente -con la pasta necesaria, of course- el señor Cameron, el señor Zemeckis, y, si me apuras, hasta el mismísimo Ron Howard (bueno, aquí igual sí que me he pasado ya un poco...).

Gracias por tu magnífica reseña, y un abrazo.

marcbranches dijo...

Efectivamente, con lo de Ron Howard se te ha ido la pinza (de hecho, con Zemeckis también. Acepto a Cameron)... No discuto el talento derrochado en la trilogía de Tolkien, es muy difícil adaptar tamaño tocho; pero la verdad es que las aventuras y desventuras de elfos, medianos, magos y hobbits varios me importan un pimiento morrón. "Criaturas celestiales" fue un maravillosos descubrimiento para mí, y te agradeco que hayas comentado en este post tan añejo, que es uno de a los que más cariño guardo...

 
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